MEDITACIONES

SOBRE EL "JUANITO" (EXTRACTO)

  

Un diputado maurista ha hecho en las Cortes varias denuncias a propósito de cuestiones de Instrucción. En una de ellas indignóse contra un profesor que hace deciséis años que no aparece por las aulas; en otra zahirió a un catedrático, autor de una Historia de España en ocho tomos, en la que trata sucesos sintetizados en estos epígrafes: Noche de bodas de Pedro II de Aragón, El estreno de «Electra», El crimen de la calle Fuencarral...

No es posible conocer sin extrañeza la actitud de ese diputado. Todas sus acusaciones no resisten el más somero de los análisis. ¿Qué es lo que le autoriza a censurar que un catedrático no asista a la cátedra?... Lo extraordinario, lo absurdo, sería que otra cosa hubiese ocurrido. ¿Dónde suele ver el señor diputado y todo el mundo a los catedráticos? En el Senado y en el Congreso, entregados a la política. A las aulas van los auxiliares. Hay en el mundo —no es posible negarlo— naciones atrasadas donde el que se dedica a enseñar se pasa la vida estudiando, y los médicos se consagran a curar males y los boticarios a hacer menjurjes. Pero esto debe de ser terriblemente aburrido. En cuanto a nosotros, nunca sabemos a qué incongruentes destinos pueden llevarnos nuestras profesiones iniciales, y en esta voluptuosa duda, nuestra felicidad es mayor. ¿Sabe el maurismo si ese catedrático a quien denuncia tiene aficiones políticas? ¿Sabe, siquiera, si esos dieciséis años de aparente holganza los consumió en trabajar un distrito o en inventar un nuevo modelo de encendedores automáticos?... No lo sabe, ¿verdad?... Pues, ¿entonces?...

 

 

WENCESLAO FERNÁNDEZ FLÓREZ, Las gafas del diablo